Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
A los nueve dÃas del mes cuarto, cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la gente no tenÃa ya pan para comer,
fue abierta una brecha en la muralla de la ciudad, y todos los soldados se dieron a la fuga. Salieron de la ciudad durante la noche, por la puerta que habÃa entre los dos muros, cerca del jardÃn del rey. Tomaron el camino del Arabá, mientras los caldeos aún estaban rodeando la ciudad.
Además, Nabuzaradán hizo que se llevaran cautivos a los pobres del pueblo, a todos los del pueblo que habÃan quedado en la ciudad, a los desertores que se habÃan pasado al bando del rey de Babilonia, y a todo el resto del pueblo.
A los pobres del paÃs Nabuzaradán los dejó para que sirvieran como viñadores y labradores.
Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban en la casa del Señor, lo mismo que las bases y el mar de bronce que estaban allÃ, y todo el bronce se lo llevaron a Babilonia.
y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas. El capitán de la guardia puso aparte lo que era de oro, y lo que era de plata, y se lo llevó.
En cuanto a las columnas, cada una de ellas tenÃa una altura de ocho metros, y estaba rodeada por un cordón de cinco y medio metros; eran huecas, y tenÃan cinco centÃmetros de espesor.
El capitel de bronce que habÃa sobre ellas tenÃa una altura de poco más de dos metros, con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce. La segunda columna con sus granadas era igual.
En cada hilera habÃa noventa y seis granadas, aunque todas las que estaban alrededor, sobre la red, eran cien.
De la ciudad se llevó a un oficial que era capitán de los soldados, a siete de los consejeros Ãntimos del rey, que estaban en la ciudad, al principal secretario de la milicia, que pasaba revista a los del pueblo que iban a la guerra, y a sesenta hombres del pueblo que se hallaban dentro de la ciudad.
Nabuzaradán los tomó y se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Ribla.
Allà en Ribla, en tierra de Jamat, el rey de Babilonia los hirió de muerte. Asà la gente de Judá fue llevada lejos de su tierra.