Aun cuando digan: «Vive el Señor», sus juramentos son falsos.
¡Ah, Señor! ¿Acaso tus ojos no se fijan en la verdad? Los castigaste, pero no les dolió; acabaste con ellos, pero no quisieron ser corregidos; endurecieron su semblante más que la roca, ¡y no quisieron volverse a ti!
Por lo tanto, el león de la selva los matará; el lobo del desierto los destruirá; el leopardo acechará sus ciudades, y cualquiera que salga de ellas será arrebatado. Porque sus pecados se han multiplicado, y su falta de lealtad se ha agravado.
«¿Cómo voy a perdonarte por esto? Tus hijos me abandonaron, y juraron por dioses que no son dioses. Yo les di abundancia, pero ellos me fueron infieles, y en grupo se pasaban el tiempo en casa de prostitutas.
Como caballos sementales, relinchaban de deseos por la mujer de su prójimo.
¿Acaso no tenÃa yo que castigar esto? ¿Acaso no tenÃa yo que vengarme de una nación asÃ?»—Palabra del Señor.
«¡Entren a sus viñedos y destrúyanlos, pero no del todo! ¡Destrocen las ramas de sus viñas, porque no son mÃas!
¡Con gran desfachatez se rebelaron contra mà la casa de Israel y la casa de Judá!»—Palabra del Señor.
Ellos negaron al Señor, y dijeron:«Él no es Dios. ¡No va a pasarnos nada! ¡Nada sabremos de guerras ni de hambre!
Los profetas son como el viento; no hay en ellos palabra, y les va a suceder lo que ellos anuncian.»
Casa de Israel, yo voy a hacer que venga contra ustedes un pueblo cuya lengua no conocen, asà que no entenderán lo que diga. Es un pueblo ancestral y distante, de gente robusta.—Palabra del Señor.
»Todos ellos son probados guerreros, y su aljaba es como un sepulcro abierto.
Acabarán con todo lo que es tuyo: con tu trigo y tu pan, con tus ovejas y tus vacas, con tus viñas y tus higueras, y hasta con tus hijos y tus hijas. ¡A punta de espada reducirán a la nada las ciudades fortificadas en que tú confÃas!
»Anuncien esto en la casa de Jacob; dejen que esto se oiga en Judá, y digan:
“Ahora escucha esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oÃdos y no oye:
¿No van a tener temor de mÃ? ¿No van a temblar en mi presencia? ¿Ante mÃ, que con arena le puse lÃmites al mar? Ésta es una ley permanente, que no se puede quebrantar. Aunque se levanten tempestades, no podrán rebasar esos lÃmites; aunque bramen las olas, no pasarán de allÃ.â€â€”Palabra del Señor.
Jamás se pusieron a pensar: “Mostremos ya temor del Señor, nuestro Dios, que a su tiempo nos da la lluvia temprana y la tardÃa, y que nos respeta los tiempos establecidos para la siega.â€
¡Con sus iniquidades han impedido todo esto! ¡Con sus pecados han apartado de ustedes el bien!
Entre mi pueblo se ha encontrado gente impÃa, que a semejanza de los que ponen trampas para los pájaros, se ponen al acecho para atrapar a sus semejantes.
Sus casas parecen jaulas llenas de pájaros, pero están llenas de engaño. ¡Fue asà como se hicieron grandes y ricos!