»¡Deja oÃr, Jesbón, tus lamentos! La ciudad de Hai será destruida. Y ustedes, mujeres de Rabá, ¡griten y vÃstanse de luto! ¡Lloren de tristeza y rodeen las colinas! Milcón será llevado en cautiverio, junto con sus sacerdotes y sus prÃncipes.
Yo he jurado por mà mismo, que Bosra quedará asolada y solitaria, y como objeto de oprobio y maldición. ¡Todas sus ciudades quedarán en ruinas para siempre!»—Palabra del Señor.
Yo, JeremÃas, recibà un mensaje del Señor. Fue el mismo mensaje que habÃa enviado a las naciones, y que decÃa:«¡Júntense contra Edom, y declárenle la guerra!
Por lo tanto, escuchen lo que el Señor ha decidido hacer contra Edom, es decir, los planes que piensa ejecutar contra los habitantes de Temán. Todos serán llevados como ovejas, aún los más pequeños, y sus campos serán destruidos.
Su caÃda será tan estruendosa que la tierra temblará, y sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.
El enemigo vendrá como águila, y remontará el vuelo y se lanzará contra Bosra. Ese dÃa, el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer parturienta.
Y el Señor prenderá fuego a las murallas de Damasco, y ese fuego consumirá las casas de Ben Adad.
Asà ha dicho el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor, a los cuales el rey Nabucodonosor de Babilonia destruyó:«¡Levántense, y ataquen a Cedar! ¡Destruyan a los hijos del oriente!
¡Despójenlos de sus tiendas y de sus ganados! ¡Tomen para ustedes sus cortinas y todos sus utensilios, y aun sus camellos! ¡Digan a voz en cuello que hay terror por todas partes!
¡Huyan, habitantes de Jazor! ¡Váyanse muy lejos, y habiten en lugares escondidos! Nabucodonosor, el rey de Babilonia, ya ha trazado planes contra ustedes, y piensa derrotarlos.»—Palabra del Señor.
¡Vamos, ataquen a esa nación pacÃfica, que vive confiada y solitaria! ¡Ni siquiera tiene puertas ni cerrojos!—Palabra del Señor.
«Yo voy a esparcirlos por los cuatro vientos; voy a arrojarlos hasta el último rincón del mundo. Sus camellos y sus muchos ganados serán el botÃn de guerra. De todos lados voy a traer la ruina sobre ellos.—Palabra del Señor.
»Jazor quedará para siempre convertida en un desierto, en refugio de chacales; no habrá nadie que habite ese territorio.»
Al principio del reinado de SedequÃas en Judá, la palabra del Señor vino al profeta JeremÃas acerca de Elam, y le dijo: