SefatÃas hijo de Matán, GedalÃas hijo de Pasjur, Jucal hijo de SelemÃas, y Pasjur hijo de MalquÃas, se enteraron de los mensajes que JeremÃas daba a todo el pueblo, y de que les decÃa:
«Asà ha dicho el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a filo de espada, o de hambre, o de peste. Pero el que se pase al bando de los caldeos, vivirá. Su vida será su botÃn de guerra, y quedará con vida.â€
Por eso los prÃncipes le dijeron al rey:«¡Este hombre merece la muerte! Con sus palabras desanima a los soldados que aún quedan en la ciudad, lo mismo que a todo el pueblo. ¡Este hombre no busca la paz del pueblo, sino su mal!»
El rey SedequÃas les respondió:«Ahà lo tienen, en sus manos. Aunque soy el rey, nada puedo hacer contra ustedes.»
Entonces ellos le echaron mano a JeremÃas y lo arrojaron en la cisterna de MalquÃas hijo de Hamelec, la cual estaba en el patio de la cárcel. Lo bajaron con sogas, y como en la cisterna no habÃa agua, sino cieno, JeremÃas quedó hundido en el cieno.
«Mi señor y rey, todo lo que estos hombres han hecho con el profeta JeremÃas está muy mal. Lo han echado en la cisterna, y allà se morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad.»
Pero si no te entregas a los prÃncipes del rey de Babilonia, esta ciudad caerá en manos de los caldeos, y ellos le prenderán fuego, y tú no podrás escapar de sus manos.â€Â»
El rey SedequÃas le contestó:«JeremÃas, tengo miedo de los judÃos que se han pasado al bando de los caldeos. Tal vez me entreguen en sus manos y me pongan en ridÃculo.»
Pero JeremÃas le dijo:«No te entregarán. Si atiendes a la voz del Señor, y a lo que yo te digo, te irá bien y vivirás.
Pero si te niegas a entregarte, esto es lo que el Señor me ha revelado:
Todas las mujeres que han quedado en el palacio real de Judá serán entregadas a los prÃncipes del rey de Babilonia, y ellas mismas dirán: “Tus amigos te engañaron, y te han vencido. Hundieron tus pies en el cieno, y luego te abandonaron.â€
Entonces todas tus mujeres y tus hijos serán entregados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que el rey de Babilonia mismo te hará prisionero, y a esta ciudad le prenderán fuego.»
SedequÃas le dijo a JeremÃas:«Si no quieres morir, nadie debe enterarse de esto.