Be merciful unto me, O God, be merciful unto me: for my soul trusteth in thee: yea, in the shadow of thy wings will I make my refuge, until these calamities be overpast.
»Levanta los ojos, y mira a las alturas. ¿En dónde no te has prostituido? Te sentabas a esperarlos junto a los caminos, como un beduino en el desierto, y con tus prostituciones y con tu maldad contaminaste la tierra.
Por eso se han retrasado las lluvias, y no han llegado las lluvias tardÃas. Tienes la facha de una ramera; ¡no sabes lo que es tener vergüenza!
¡Y todavÃa me llamas: “Padre mÃo, amor de mi juventudâ€!
TodavÃa me dices: “¿Vas a estar enojado todo el tiempo? ¿Siempre vas a guardarme rencor?†Y mientras estás hablando, ¡cometes cuantas maldades puedes!»
En los dÃas del rey JosÃas el Señor me dijo:«¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? ¡Va y se prostituye en lo alto de cualquier monte, o a la sombra de cualquier árbol frondoso!
vio que yo habÃa despedido y repudiado a Israel por su infidelidad y sus prostituciones. Pero tampoco ella tuvo temor, sino que con la misma rebeldÃa de su hermana, fue y se prostituyó.
Como Israel tomó a la ligera sus prostituciones, y adulteró con Ãdolos de piedra y de madera, la tierra quedó contaminada.
Pero ni asà se volvió a mà de todo corazón su hermana, la rebelde Judá. Sólo fingió volverse a mÃ.»—Palabra del Señor.
El Señor me dijo:«La rebeldÃa de Israel es un acto de justicia, si la comparo con la infidelidad de Judá.
â€Reconoce que has pecado contra el Señor tu Dios; reconoce que a la sombra de cualquier árbol frondoso te has prostituido con gente extraña, y que no has querido obedecerme.—Palabra del Señor.
Y cuando ustedes se hayan multiplicado y reproducido en la tierra, no volverá a decirse: ‘Arca del pacto del Señor’. No volverán a evocarla; ¡no volverán a acordarse de ella, ni la echarán de menos! ¡Tampoco volverá a hacerse otra!—Palabra del Señor.
Cuando llegue ese dÃa, los de la casa de Judá irán a la casa de Israel, y de la tierra del norte vendrán juntos a la tierra que di a sus padres por herencia.
En ese oprobio nos hallamos. La vergüenza nos envuelve, porque desde nuestra juventud y hasta este dÃa, nosotros y nuestros padres hemos pecado contra ti, Señor y Dios nuestro. ¡No hemos querido obedecer tu voz!»