En el año cuarto del reinado de JoacÃn hijo de JosÃas en Judá, que era el año primero del reinado de Nabucodonosor en Babilonia, JeremÃas recibió un mensaje acerca de todo el pueblo de Judá.
Ellos les decÃan: “Apártense ya de su mal camino y de cometer tanta maldad, y vivirán en la tierra que el Señor les dio a ustedes y a sus padres para siempre.
â€Voy a hacer que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y de alegrÃa, la voz del novio y de la novia, y el ruido del molino y la luz de la lámpara.
Toda esta tierra quedará en desoladoras ruinas, y estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años.
Asà me dijo el Señor y Dios de Israel:«Toma de mi mano la copa del vino de mi furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envÃo.
Cuando la beban, temblarán de miedo y perderán el juicio por causa de la espada que lanzo contra ellas.»
el faraón, rey de Egipto, y sus siervos y prÃncipes y todo su pueblo;
todos los extranjeros que allà vivan, todos los reyes de la tierra de Uz, y todos los reyes de la tierra de Filistea, Ascalón, Gaza, Ecrón y los sobrevivientes de Asdod;
Edom, Moab y los hijos de Amón;
todos los reyes de Tiro, todos los reyes de Sidón, los reyes de las costas que están de ese lado del mar;
Dedán, Tema y Buz, y todos los que se rapan las sienes;
todos los reyes de Arabia, todos los reyes de los varios pueblos que habitan en el desierto;
todos los reyes de Zimri, todos los reyes de Elam, todos los reyes de Media,
todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, unos tras otros, y todos los reinos que hay sobre la faz de la tierra. Finalmente, la beberá el rey de Babilonia.