Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
Asà ha dicho el Señor:«Ve ahora al palacio del rey de Judá, y pronuncia allà estas palabras
ante el rey de Judá: “Oigan la palabra del Señor, lo mismo tú que reinas sobre el trono de David, que tus siervos y el pueblo que entra por estas puertas.
En efecto, el Señor ha dicho acerca de Salún hijo de JosÃas, rey de Judá, que sucedió en el trono a su padre JosÃas:«Has sido expulsado de aquÃ, y nunca más volverás aquÃ.
Morirás en el paÃs al que fuiste llevado cautivo, y nunca más volverás a ver esta tierra.
»¡Ay de ti, que eriges tu palacio sin justicia, y tus salas sin equidad! ¡Ay de ti, que explotas a tu prójimo y no le pagas el salario de su trabajo!
¡Ay de ti, que dices: “Voy a construirme un palacio espacioso, con amplias salasâ€, y le abres ventanas, lo recubres de cedro y lo pintas de bermellón!
¡Le fue bien porque les hizo justicia a los pobres y menesterosos! ¡A eso le llamo conocerme!—Palabra del Señor.
»Tú, en cambio, sólo ves lo que te conviene; sólo piensas en saciar tu avaricia, en derramar sangre inocente y en oprimir y agraviar a otros.»
Por lo tanto, asà ha dicho el Señor acerca de JoacÃn hijo de JosÃas, rey de Judá:«Nadie te llorará. Nadie dirá: “¡Ay, hermano mÃo!â€, ni “¡Ay, hermana mÃa!†Nadie lamentará tu muerte, ni te dirá: “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!â€
Por eso todos tus dirigentes serán arrastrados por el viento, y todos tus aliados serán llevados al cautiverio. Entonces tu ciudad quedará en vergüenza y confundida por causa de toda tu maldad.
Ahora habitas en el nido que te hiciste con los cedros del LÃbano; pero ya te vendrán dolores, como de parturienta, ¡y entonces gemirás!
»ConÃas, hijo de JoacÃn y rey de Judá, yo te juro que voy a deshacerme de ti, aun cuando seas como un anillo en mi diestra.—Palabra del Señor.
»Voy a entregarte en manos de los que quieren matarte; en manos de aquellos que al verlos te hacen temblar. ¡SÃ, voy a ponerte en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos!
Voy a hacer que a tu madre y a ti se los lleven cautivos, a un paÃs extraño en donde no nacieron. ¡Allà morirán!
Con toda el alma querrán ustedes volver a su propio paÃs, pero jamás volverán.»
¡Tierra, tierra, tierra!, ¡oye la palabra del Señor!
Asà ha dicho el Señor:«Pongan por escrito que este hombre se quedó sin hijos, y que nada próspero le espera por el resto de su vida. Porque ninguno de sus hijos llegará a ocupar el trono de David, ni reinará sobre Judá.»