Asà ha dicho el Señor:«Ve ahora al palacio del rey de Judá, y pronuncia allà estas palabras
ante el rey de Judá: “Oigan la palabra del Señor, lo mismo tú que reinas sobre el trono de David, que tus siervos y el pueblo que entra por estas puertas.
En efecto, el Señor ha dicho acerca de Salún hijo de JosÃas, rey de Judá, que sucedió en el trono a su padre JosÃas:«Has sido expulsado de aquÃ, y nunca más volverás aquÃ.
Morirás en el paÃs al que fuiste llevado cautivo, y nunca más volverás a ver esta tierra.
»¡Ay de ti, que eriges tu palacio sin justicia, y tus salas sin equidad! ¡Ay de ti, que explotas a tu prójimo y no le pagas el salario de su trabajo!
¡Ay de ti, que dices: “Voy a construirme un palacio espacioso, con amplias salasâ€, y le abres ventanas, lo recubres de cedro y lo pintas de bermellón!
¡Le fue bien porque les hizo justicia a los pobres y menesterosos! ¡A eso le llamo conocerme!—Palabra del Señor.
»Tú, en cambio, sólo ves lo que te conviene; sólo piensas en saciar tu avaricia, en derramar sangre inocente y en oprimir y agraviar a otros.»
Por lo tanto, asà ha dicho el Señor acerca de JoacÃn hijo de JosÃas, rey de Judá:«Nadie te llorará. Nadie dirá: “¡Ay, hermano mÃo!â€, ni “¡Ay, hermana mÃa!†Nadie lamentará tu muerte, ni te dirá: “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!â€
Por eso todos tus dirigentes serán arrastrados por el viento, y todos tus aliados serán llevados al cautiverio. Entonces tu ciudad quedará en vergüenza y confundida por causa de toda tu maldad.
Ahora habitas en el nido que te hiciste con los cedros del LÃbano; pero ya te vendrán dolores, como de parturienta, ¡y entonces gemirás!
»ConÃas, hijo de JoacÃn y rey de Judá, yo te juro que voy a deshacerme de ti, aun cuando seas como un anillo en mi diestra.—Palabra del Señor.
»Voy a entregarte en manos de los que quieren matarte; en manos de aquellos que al verlos te hacen temblar. ¡SÃ, voy a ponerte en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos!
Voy a hacer que a tu madre y a ti se los lleven cautivos, a un paÃs extraño en donde no nacieron. ¡Allà morirán!
Con toda el alma querrán ustedes volver a su propio paÃs, pero jamás volverán.»
¡Tierra, tierra, tierra!, ¡oye la palabra del Señor!
Asà ha dicho el Señor:«Pongan por escrito que este hombre se quedó sin hijos, y que nada próspero le espera por el resto de su vida. Porque ninguno de sus hijos llegará a ocupar el trono de David, ni reinará sobre Judá.»