La palabra del Señor vino a JeremÃas cuando el rey SedequÃas le envió un mensaje por medio de Pasjur hijo de MalquÃas, y del sacerdote SofonÃas hijo de MaseÃas. El rey mandó a decirle:
«JeremÃas, consulta al Señor acerca de nosotros, porque Nabucodonosor, el rey de Babilonia, nos ha declarado la guerra. Tal vez el Señor nos trate de acuerdo con todas sus maravillas y haga que Nabucodonosor se aleje de nosotros.»
Pero JeremÃas les respondió:«DÃganle a SedequÃas
que el Señor y Dios de Israel ha dicho: “Ustedes se han levantado en armas contra el rey de Babilonia, y contra los caldeos que están fuera de la muralla y los tienen sitiados. Pero yo voy a hacer que esas mismas armas de guerra se vuelvan contra ustedes. Voy a amontonarlas en medio de esta ciudad,
â€Y a este pueblo dirás que asà ha dicho el Señor: ‘Pongo ante ustedes la posibilidad de elegir entre el camino de vida y el camino de la muerte.
El que se quede en esta ciudad morirá por la espada, por el hambre o por la peste. Pero el que salga de ella y se pase al bando de los caldeos que los tienen sitiados, se pondrá a salvo y su vida será su botÃn.
â€A los de la casa del rey de Judá les dirás: ‘Escuchen la palabra del Señor,
ustedes, los de la casa de David. Asà ha dicho el Señor: Dicten sentencias justas por la mañana, y libren a los oprimidos del poder de sus opresores. De lo contrario, por causa de sus malas obras mi ira saldrá como fuego, y se encenderá y no habrá quien pueda apagarla.’