Oigan la palabra que el Señor ha pronunciado contra ustedes, casa de Israel.
Asà ha dicho el Señor:«No sigan las enseñanzas de las naciones, ni tengan temor de las señales del cielo, aun cuando las naciones las teman.
Mantienen costumbres que no sirven para nada. Porque en el bosque cortan un árbol, y un artÃfice le da forma con un buril;
luego lo adornan con oro y plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se mueva.
Se quedan erguidos como una palmera, pero no hablan; ¡y tienen que ser llevados, porque no pueden andar! No tengan temor de ellos, porque no tienen ningún poder, ni para hacer mal ni para hacer bien.»
¡Nada hay semejante a ti, Señor!¡Grande eres tú, y grande tu fama y poder!
Todos ellos son tontos y engreÃdos;de sus dioses de madera sólo aprenden tonterÃas.
De Tarsis traen planchas de plata,y de Ufaz traen oro refinado;y luego los visten con telas purpúreas.Todo es obra de artÃfices y fundidores;todo es obra de manos expertas.
Pero el Señor es el Dios verdadero;es el Dios de la vida, ¡el Rey eterno!Cuando se enoja, tiembla la tierra;¡no hay nación que resista su furor!
Ustedes, dÃganles asÃ:«¡Que desaparezcan de la tierra, de lo que está bajo los cielos, los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra!»
Con su poder, el Señor hizo la tierra;con su saber, puso orden en el mundo;con su sabidurÃa, extendió los cielos.
Tú, que habitas en un lugar fortificado, recoge de la tierra tus mercaderÃas.
Porque asà ha dicho el Señor:«Esta vez me verás arrojar con una honda a los habitantes del paÃs. Voy a afligirlos, para que lo sientan.»
¡Ay de mÃ! ¡Estoy hecho pedazos! ¡Mi herida no va a sanar! Aunque tengo que admitir que este mal es mÃo, y tengo que sufrirlo.
Mi tienda de campaña está desmantelada; todas las cuerdas están rotas. Mis hijos me abandonaron, y ahora están muertos. ¡Ya no hay nadie que me ayude a levantar mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas!
A los pastores les falta inteligencia; no buscan al Señor; por eso no prosperan y todo su ganado se ha esparcido.
Se oye un rumor. Ya se aproxima. Del paÃs del norte llega un gran desasosiego, que hará de todas las ciudades de Judá un desierto, una guarida de chacales.