¡Cuán hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas! Los pies del que anuncia la paz, del que trae buenas noticias, del que anuncia salvación, del que le dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»
¡Tus atalayas dejan oÃr su voz! ¡Al unÃsono lanzan voces de júbilo! ¡Con sus propios ojos ven que el Señor vuelve a Sión!
El Señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
¡Apártense, apártense! ¡Salgan de ahÃ, y no toquen nada inmundo! ¡Salgan de esa ciudad y purifÃquense, pues son ustedes portadores de los utensilios del Señor!
Ciertamente no saldrán ustedes de prisa ni huyendo de nadie: ¡El Señor irá a la vanguardia! ¡El Dios de Israel irá a la retaguardia!
¡Aquà está mi siervo! Será prosperado, engrandecido y exaltado; será puesto muy en alto.
Muchos se asombrarán al verlo. Su semblante fue de tal manera desfigurado, que no parecÃa un ser humano; su hermosura no era la del resto de los hombres.