Cubro los cielos de oscuridad, y hago que se vistan de luto.»
Dios el Señor me ha dado una lengua de sabios, para saber cómo consolar a los cansados. Todas las mañanas despierta mis oÃdos para que escuche como los sabios.
Dios el Señor me ha abierto los oÃdos, y yo no he sido rebelde ni he intentado huir.
A los que me herÃan les ofrecà la espalda, y a los que me arrancaban la barba les ofrecà la mejilla; no escondà mi rostro de las injurias ni de los escupitajos.
Pero a todos ustedes, los que encienden fuego y se rodean de teas, y andan a la luz de su fuego y de las teas que han encendido, esto es lo que recibirán de mi mano: con grandes dolores serán sepultados.