Si yo he venido a destruir esta tierra es porque antes el Señor me dijo: “¡Ve a esa tierra y destrúyela!â€Â»
Entonces EliaquÃn, Sebna y Yoaj le dijeron al primer oficial:«Por favor, habla a estos siervos tuyos en arameo, que nosotros lo entendemos. No nos hables en la lengua de Judá, porque te oye toda la gente que está sobre la muralla.»
hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la de ustedes, una tierra en la que abunda el trigo y el vino, el pan y las viñas.
Tengan cuidado. Que no los engañe EzequÃas con eso de que el Señor los salvará. ¿Acaso los dioses de las otras naciones pudieron salvar a sus paÃses de la mano del rey de Asiria?
¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvayin? ¿Acaso pudieron salvar a Samaria de mi mano?
Pero ellos se quedaron callados, y no le respondieron una sola palabra, porque el rey les habÃa ordenado que no le respondieran.
Luego el mayordomo EliaquÃn hijo de HilcÃas, el escriba Sebna y el canciller Yoaj hijo de Asaf se presentaron ante EzequÃas, y allà se rasgaron los vestidos y le contaron lo que habÃa dicho el primer oficial.