Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
¡Ay de ti, que saqueas, aunque nunca fuiste saqueado! ¡Ay de ti, que eres desleal, aunque nunca nadie fue desleal contigo! Cuando acabes de saquear, el saqueado serás tú; cuando acabes de ser desleal, tú serás vÃctima de la deslealtad.
Al escuchar el estruendo, los pueblos huyen; al levantarte tú, las naciones se esparcen.
Sus despojos serán recogidos como cuando se recogen orugas; sobre ellos se correrá y se saltará, como corren y saltan las langostas.
Pero tú, Señor, que habitas en las alturas y que has saturado a Sión con la justicia y el derecho, serás exaltado.
En tus tiempos reinarán la sabidurÃa y la ciencia, y mucha salvación; el temor a ti, Señor, será el tesoro de tu pueblo.
Afuera de la ciudad los embajadores darán voces, y los mensajeros de paz llorarán amargamente.
Las calzadas están deshechas; ya no hay caminantes; el pacto ha quedado anulado. El enemigo aborreció las ciudades y menospreció a sus habitantes.
La tierra se enfermó y enlutó; el LÃbano quedó marchito y en vergüenza; Sarón se ha vuelto un desierto, y Basán y el Carmelo han sido sacudidos.
Pero el Señor dice:«Ahora mismo voy a levantarme; ahora mismo voy a ser exaltado; ¡ahora mismo voy a ser engrandecido!
Puesto que ustedes han concebido hojarascas, sólo producirán rastrojo; su propio aliento será un fuego que los consumirá.
Los pueblos parecerán cal quemada, y como espinos arrancados serán echados al fuego.
Ustedes, los que están lejos, escuchen lo que he hecho; y ustedes, los que están cerca, reconozcan mi poder.»
Sólo el que se conduce con justicia y habla con rectitud, el que aborrece las ganancias mal habidas, el que se niega a recibir sobornos, el que se tapa los oÃdos para no escuchar propuestas criminales; el que cierra los ojos para no atestiguar la maldad.
Quien es asÃ, habitará en las alturas; las resistentes rocas serán su refugio, y nunca le faltará el pan ni el agua.
Tus ojos verán al Rey en su hermosura, y contemplarán la tierra distante.
Allà el Señor será para nosotros una fortaleza, un lugar de rÃos y de anchos arroyos, por los que no pasará ninguna galera de remos, ni tampoco navegarán grandes naves.
Aunque tus cuerdas están flojas, y tu mástil no está firme ni tensada tu vela, te repartirás el botÃn de muchos despojos, y hasta los cojos se arrebatarán el botÃn.
Nadie que habite la ciudad dirá que está enfermo, porque a sus habitantes les será perdonada su maldad.