¡Pero miren! El Señor tiene a uno que es fuerte y poderoso como tormenta de granizo, como un torbellino trastornador, con el Ãmpetu de recias aguas que todo lo inundan y lo derriban por tierra.
La corona de soberbia de los ebrios de EfraÃn será pisoteada;
Por lo tanto, escuchen la palabra del Señor, ustedes que se burlan de este pueblo y dicen gobernarlo.
Ustedes dicen:«Hemos hecho un pacto con la muerte. Tenemos un convenio con el sepulcro. Cuando venga la tormenta y nos azote, no nos afectará, porque nuestro refugio es la mentira; nos esconderemos en la falsedad.»
Por eso Dios el Señor dice asÃ:«Miren esto: yo he puesto en Sión, por fundamento, una hermosa piedra angular, probada y de cimiento firme; quien se apoye en ella, no se tambaleará.
Su pacto con la muerte quedará anulado, y su convenio con el sepulcro no se mantendrá; cuando llegue el golpe del turbión, pasará sobre ustedes;
cuando comience a pasar, los arrebatará; pues vendrá mañana tras mañana, y de dÃa y de noche; y bastará el espanto para entender lo revelado.
La cama será muy corta para estirarse, y la manta demasiado estrecha para envolverse.»
El Señor se levantará como en el monte PerasÃn; se enojará como en el valle de Gabaón, y la obra que realizará les parecerá extraña e inaudita.
¿Acaso el que ara para sembrar se pasa todo el dÃa abriendo surcos y rompiendo terrones?
Más bien, en cuanto ha igualado la superficie derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, la cebada en su lugar y la avena en el surco apropiado.
Y es que su Dios lo instruye y le enseña lo correcto,
pues al eneldo no se le pasa el trillo, ni al comino se le pasa la rueda de carreta; más bien, el eneldo se sacude con un palo, y el comino con una vara.
El grano sà se trilla, pero no siempre; ni tampoco se le pasa la rueda de la carreta ni se quiebra con los dientes del trillo.