Pero no se aprende a hacer justiciacuando se muestra piedad al malvado.Surge la maldad en el paÃs de la rectitud,y deja de verse la majestad del Señor.
Señor, tú has levantado la mano,pero tus enemigos no la ven;¡haz que la vean y que se avergüencenlos que envidian a tu pueblo!¡haz que el fuego los consuma!
Tú, Señor, nos harás vivir en paz,porque tú nos has ayudadoa realizar todas nuestras obras.
Dios y Señor nuestro,otros señores han querido dominarnos,pero nosotros sólo invocamos tu nombre.
Ellos están muertos; no tienen vida.Murieron, y no volverán a vivir,porque tú los castigaste y borraste su recuerdo;
pero a tu pueblo, Señor, lo aumentaste,y te cubriste de gloria al ensanchartodos los confines de la tierra.
Señor, en nuestra angustia te buscamos,y clamamos a ti cuando nos castigaste.
Señor, ante ti hemos clamado con dolor,con los gemidos de una parturientacuando está a punto de dar a luz.
Concebimos, tuvimos dolores de parto,¡pero no dimos a luz más que viento!No dimos a la tierra ninguna liberación,ni le nacieron habitantes al mundo.
Pero tus muertos vivirán;sus cadáveres volverán a la vida.Los que ahora habitan en el polvose despertarán y cantarán de alegrÃa,porque tú eres como un rocÃo de luces,y la tierra dará a luz a sus muertos.
¡Vamos, pueblo mÃo, entra en tu aposento y cierra tras de ti la puerta! ¡Escóndete por un breve instante, hasta que haya pasado la indignación!