Ciertamente el Señor tendrá piedad de Jacob. TodavÃa Israel será su elegido. Y lo hará reposar en su tierra, y en torno a la familia de Jacob se reunirán los extranjeros.
Habrá pueblos que tomarán a los israelitas y los devolverán a su lugar, y en la tierra del Señor les servirán como esclavos y esclavas; los israelitas dominarán a quienes antes los dominaron, y serán los amos de quienes los oprimieron.
Y cuando el Señor te haga descansar de tus trabajos y temores, y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido,
pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia:«¡Vaya fin que tuvo el tirano! ¡Vaya fin que tuvo su arrogancia!
El Señor hizo pedazos el cetro de los impÃos, el cetro de los grandes señores;
de los que castigaban a los pueblos con furor y constantemente los herÃan; de los que iracundos dominaban a las naciones y las perseguÃan con crueldad.
Toda la tierra se halla tranquila y en paz; se cantan alabanzas.
¡Hasta los cipreses se alegran de ti! Los cedros del LÃbano dicen: “Desde tu caÃda, ya nadie viene a talarnos.â€
Allá en lo profundo, el sepulcro está conmocionado; ante tu llegada, ha despertado a los muertos para que salgan a recibirte; ha hecho que se levanten de sus tronos todos los prÃncipes de la tierra y todos los reyes de las naciones.
el que hizo del mundo un desierto, el que asolaba las ciudades y jamás liberaba a sus presos?â€
Todos los reyes de las naciones murieron con honra, y ahora yacen en su última morada;
pero a ti te arrojan del sepulcro como a una rama despreciable; como a la ropa de un muerto atravesado por la espada; has bajado al fondo del sepulcro como un cadáver pisoteado.
No serás contado entre los muertos, porque tú destruiste a tu paÃs y mataste a tu pueblo. ¡Y jamás se recuerda a la descendencia de los malvados!
¡Preparen a sus hijos para la matanza, por causa de la maldad de sus padres! No se levanten, ni tomen posesión de la tierra, ni llenen de ciudades la superficie del mundo.
El año en que murió el rey Ajaz tuvo lugar esta profecÃa:
«Filistea, no te alegres del todo por haberse quebrado la vara del que te herÃa; porque de la raÃz de la culebra saldrá un áspid, y de su fruto una serpiente voladora.
Ustedes, puertas, ¡griten de dolor! Y tú, ciudad, ¡grita y pide ayuda! Y tú, Filistea, ¡has quedado totalmente deshecha! Del norte viene humo, y en tus asambleas no quedará uno solo.