No permitas que tu boca ni tu corazón se apresuren a decir nada delante de Dios, porque Dios está en el cielo y tú estás en la tierra. Por lo tanto, habla lo menos que puedas,
porque si te preocupas mucho, tienes pesadillas; y si hablas mucho, dices tonterÃas.
Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplÃrsela, porque a Dios no le agrada la gente necia. Cumple lo que prometas,
porque es mejor que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
Si en tu provincia ves que se oprime a los pobres, y que se tuercen el derecho y la justicia, esto no debe asombrarte, porque sobre un alto oficial hay otro más alto, y por encima de ellos hay uno más alto.
Para colmo, toda su vida la pasará comiendo a oscuras, y en medio de muchos afanes, dolores y miseria.
Pero algo bueno he visto. Y es que no hay nada mejor que comer y beber y gozar, cada dÃa de nuestra vida, del fruto del trabajo con que nos agobiamos bajo el sol. Ésa es la herencia que de Dios hemos recibido.