la mano del Señor va a caer sobre los ganados que tienes en el campo, y sobre los caballos, los asnos, los camellos, las vacas y las ovejas. Será una plaga muy grave.
Y el Señor hará distinción entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que no muera nada de lo que es de los hijos de Israel.
Al dÃa siguiente el Señor hizo todo aquello, y murió todo el ganado de Egipto, pero del ganado de los hijos de Israel no murió una sola cabeza.
Entonces el faraón mandó a ver, y resultó que del ganado de los hijos de Israel no habÃa muerto un solo animal. Sin embargo, el corazón del faraón se endureció y no dejó ir al pueblo.
Porque esta vez voy a enviar a tu corazón, y a tus siervos y a tu pueblo, todas mis plagas, para que entiendas que no hay en toda la tierra otro dios como yo.
Asà que manda recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo, porque el granizo caerá sobre todo hombre o animal que se halle en el campo y que no se guarezca en casa, y morirá.â€Â»
Los siervos del faraón que tuvieron temor de la palabra del Señor hicieron que sus criados y su ganado se guarecieran en casa,
pero los que no recibieron en su corazón la palabra del Señor dejaron en el campo a sus criados y sus ganados.
Llovió granizo, y fuego mezclado con el granizo; un granizo tan grande, como nunca antes lo hubo en todo Egipto desde que el paÃs fue habitado.
Y en todo Egipto ese granizo hirió todo lo que estaba en el campo, lo mismo a los hombres que a los animales. De igual manera, el granizo destrozó toda la hierba del campo y desgajó todos los árboles del paÃs.