en tu misericordia guÃas a tu pueblo redimidoy con tu poder lo llevas a tu santa morada.
Los pueblos lo saben, y tiemblan de miedo;en su tierra, los filisteos se doblan de dolor.
Los caudillos de Edom quedan confundidosy los valientes de Moab tiemblan de pies a cabeza;¡todos los cananeos se acobardan!
Señor, ¡que les sobrevenga espanto y temor!¡Queden mudos como piedras ante tu brazo poderoso,hasta que haya pasado tu pueblo,el pueblo que tú mismo rescataste!
Tú, Señor, los llevarás al monte donde habitas,al lugar que has preparado, y allà los plantarás,en el santuario que tú mismo has afirmado.
¡Tú, Señor, reinas ahora y siempre!
Ciertamente el faraón entró en el mar, cabalgando con sus carros de guerra y su gente de a caballo, pero el Señor hizo que las aguas del mar se volvieran contra ellos, y los hijos de Israel cruzaron el mar en seco.
Entonces la profetisa MarÃa, que era hermana de Aarón, tomó un pandero, y todas las mujeres salieron danzando tras ella y tocando sus panderos.
Y MarÃa cantaba:Canten en honor del Señor,porque se ha engrandecido en gran manera:¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!