Y en este mismo mes harán esta celebración, cuando ya el Señor los haya introducido en la tierra que destila leche y miel, es decir, en la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, jivitas y jebuseos, la cual prometió a los padres de ustedes que les darÃa.
Durante esos siete dÃas se comerán panes sin levadura, y en ninguna parte de su territorio debe verse nada leudado, ni levadura.
Cuando llegue ese dÃa, les contarán esto a sus hijos. Les dirán: “Esto se hace por lo que el Señor hizo con nosotros cuando nos sacó de Egipto.â€
Y será para ustedes como una señal en su mano, y como un recordatorio delante de sus ojos, de que ustedes deben tener en los labios la ley del Señor, pues el Señor los sacó de Egipto con mano fuerte.
Por lo tanto, ustedes deben celebrar esta ceremonia cada año, en su momento debido.
»Cuando el Señor te haya introducido en la tierra de los cananeos, y ya te la haya entregado, conforme al juramento que a ti y a tus padres les hizo,
dedicarás al Señor todo aquel que abra matriz, lo mismo que toda primera crÃa de tus animales. Todos los machos serán del Señor.
Asà que esto te servirá de señal en la mano, y como recordatorio delante de tus ojos, pues el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte.»
Cuando el faraón dejó ir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque pensó: «No vaya a ser que haya guerra, y el pueblo se arrepienta de haber salido y se regrese a Egipto.»
Más bien, Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto del Mar Rojo.De Egipto, los hijos de Israel salieron armados.
Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, que es donde comienza el desierto.
Durante el dÃa, el Señor iba delante de ellos y los guiaba mediante una columna de nube; durante la noche, los alumbraba con una columna de fuego. Asà podÃan avanzar de dÃa y de noche,
y en ningún momento del dÃa se apartó de ellos la columna de nube, ni tampoco de noche se apartó la columna de fuego.