No eres un Dios que se complazca en la maldad;los malvados no pueden habitar contigo.
Los perversos no pueden presentarse ante ti,pues aborreces a todos los malhechores.
Tú, Señor, destruyes a los mentirosos,y rechazas a los asesinos y mentirosos.
Yo, por el contrario, y por tu gran misericordia,puedo entrar en tu templo y alabarte reverente.
GuÃame, Señor, en tu justicia,y por causa de mis adversariosendereza tu camino delante de mÃ.
Porque en sus labios no hay sinceridad;dentro de ellos no hay más que maldad.Su garganta es como un sepulcro abierto,y su lengua sólo emite falsas alabanzas.
¡CastÃgalos, Dios mÃo!¡Que sus propios errores los hagan caer!¡Recházalos, por sus muchos pecados,pues grande es su rebeldÃa contra ti!
Pero que se alegren todos los que en ti confÃan;que griten siempre de júbilo, porque tú los defiendes;que vivan felices los que aman tu nombre.
Tú, Señor, bendices al hombre justo;tu favor lo rodea, como un escudo.