El resto del pueblo, junto con los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, los criados del templo, todos aquellos que se habÃan apartado de los pueblos extranjeros, y sus esposas, hijos e hijas, y todos los que podÃan entender y comprender,
Por ley se impusieron la responsabilidad de entregar cuatro gramos de plata para el mantenimiento del templo de nuestro Dios,
para el pan de la proposición y para las ofrendas continuas, los holocaustos continuos, los dÃas de reposo, las lunas nuevas, las festividades, las cosas sagradas y los sacrificios para el perdón de los pecados del pueblo, y para todo el servicio de la casa de Dios.
Como es obligación de todos los israelitas y los levitas llevar a los almacenes del templo las ofrendas de grano, vino y aceite, porque allà están los utensilios sagrados que usan los sacerdotes, los porteros y los cantores, nos comprometimos a no abandonar el templo de nuestro Dios.»