JasabÃas y JesaÃas, de los descendientes de Merari, con sus hijos y sus hermanos, veinte varones en total;
más doscientos criados del templo, a quienes David y los jefes israelitas habÃan puesto bajo la dirección de los levitas, cada uno de los cuales fue designado por nombre para servir en el templo.
No me atrevà a pedirle al rey que enviara con nosotros soldados y gente de a caballo para defendernos de los enemigos en el camino, pues le habÃa dicho:«El poder de nuestro Dios hace bien a quienes lo buscan, pero no a quienes lo abandonan, los cuales experimentan su enojo.»
Todo se hizo correctamente, y lo que entregamos ese dÃa se pesó y se anotó.
Los que habÃan vuelto del cautiverio y que llegaron con nosotros ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros en favor de los israelitas, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos cabrÃos, para el perdón de pecados; todo en holocausto al Señor.
Los decretos del rey fueron entregados a los sátrapas y capitanes del otro lado del rÃo Éufrates, y ellos apoyaron al pueblo y al templo de Dios.