Jehú se levantó y entró en casa; entonces el profeta derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:«Asà ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Yo, el Señor, te he ungido para que reines sobre Israel, mi pueblo.
Vas a acabar con la dinastÃa de tu señor Ajab, para que yo vengue la sangre de todos mis siervos, incluidos los profetas, que Jezabel ha asesinado.
A Jezabel se la comerán los perros en el campo de Jezrel, y no habrá nadie que la sepulte.â€Â»Dicho esto, el profeta abrió la puerta y salió huyendo.
Entonces todos ellos tomaron de prisa su manto, y lo pusieron en un trono alto, debajo de Jehú; luego tocaron la trompeta y gritaron: «¡Jehú es rey!»
Fue asà como Jehú, el hijo de Josafat y nieto de Nimsi, conspiró contra Jorán, que por causa del rey Jazael de Siria estaba con todos los israelitas protegiendo la ciudad de Ramot de Galaad,
aunque habÃa regresado a Jezrel para curarse las heridas que los sirios le habÃan hecho en la batalla contra el rey Jazael de Siria. Jehú dijo:«Si ustedes están de acuerdo, que nadie escape de la ciudad, para que la noticia no se sepa en Jezrel.»
Jorán ordenó entonces que prepararan su carro. Y cuando estuvo listo, partieron juntos el rey Jorán de Israel y el rey OcozÃas de Judá, aunque cada uno en su carro, y fueron al encuentro de Jehú, al que hallaron en el campo que habÃa pertenecido a Nabot de Jezrel.