Y ustedes destruirán todas sus bellas ciudades fortificadas, y talarán todo árbol frondoso, cegarán todos los pozos, y sembrarán de piedras todos los campos arables.»
Al dÃa siguiente por la mañana, a la hora del sacrificio, un repentino aluvión llegó desde Edom y toda esa región se inundó.
Y al saber los de Moab que los reyes se disponÃan a atacarlos, todos ellos se juntaron, desde los que apenas podÃan ponerse la armadura hasta los más experimentados, y tomaron sus puestos en la frontera.
Y al dÃa siguiente, cuando los moabitas se levantaron, vieron a la distancia que el reflejo del sol sobre las aguas las hacÃa verse rojas como sangre.
Entonces gritaron:«¡Esto es la sangre de una batalla! Seguramente los reyes han luchado entre sÃ, y han matado a sus propios compañeros. ¡Vamos, moabitas, al botÃn!»
Pero cuando los moabitas llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y los atacaron, y aunque los moabitas trataron de huir, los israelitas los persiguieron y los mataron;
Cuando el rey de Moab vio que habÃa perdido la batalla, tomó consigo a setecientos hombres hábiles con la espada y quiso atacar al rey de Edom, pero no lo consiguió.