Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Luego, el rey de Asiria invadió todo el paÃs y durante tres años mantuvo sitiada a Samaria.
A los nueve años del reinado de Oseas el rey de Asiria capturó Samaria y a los israelitas se los llevó cautivos a Asiria, y los dejó en Jalaj y en Jabor, junto al rÃo Gozán, y en las ciudades de los medos.
Y es que los hijos de Israel pecaron contra el Señor su Dios, que los libró del poder del rey de Egipto, y rindieron culto a dioses ajenos;
imitaron las costumbres de las naciones que el Señor habÃa expulsado de la presencia de los israelitas, y siguieron las malas prácticas de los reyes de Israel.
Los israelitas practicaron en secreto cosas que el Señor su Dios no aprobaba; construyeron altares en los montes de todas sus ciudades, y hasta en las torres de las atalayas y en las ciudades fortificadas;
erigieron estatuas e imágenes de Asera en toda alta colina y bajo todo árbol frondoso,
y en todos los altares de los montes quemaron incienso, como lo hacÃan las naciones que el Señor habÃa expulsado de su presencia, y provocaron la ira del Señor con las maldades que cometÃan.
Rindieron culto a los Ãdolos, de los cuales el Señor les habÃa advertido: «Ustedes no deben hacer tales cosas.»
El Señor amonestó a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes. Les dijo:«Apártense de sus malos caminos. Obedezcan mis mandamientos y mis ordenanzas, y sigan todas las leyes que yo prescribà a sus antepasados, y que les he dado a conocer por medio de mis siervos los profetas.»
Pero ellos, lejos de obedecer, se encapricharon como antes se encapricharon sus antepasados, los cuales no creyeron en el Señor su Dios.
Incluso llegaron a ofrecer como ofrenda quemada a sus hijos y a sus hijas, y se entregaron a practicar la adivinación y los agüeros. Se entregaron a hacer lo malo a los ojos del Señor, y de esa manera provocaron su ira.
Por eso el Señor se enojó en gran manera contra Israel, y los alejó de su presencia, y sólo quedó la tribu de Judá.
Pero ni siquiera Judá cumplió los mandamientos del Señor su Dios, sino que siguieron los estatutos que Israel mismo se prescribió.
Por eso el Señor desechó a toda la descendencia de Israel, y los afligió y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.
Cuando el Señor apartó a los israelitas de la dinastÃa de David, ellos proclamaron como su rey a Jeroboán hijo de Nabat, y Jeroboán apartó a Israel de la obediencia al Señor y los hizo cometer grandes pecados.
Los israelitas cometieron todos los pecados que cometió Jeroboán, sin apartarse de ellos,
Entonces el rey de Asiria trajo a las ciudades de Samaria gente de Babilonia, de Cutá, de Avá, de Jamat y de Sefarvayin, para que las habitaran en lugar de los israelitas. Y asÃ, estos extranjeros tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades.
Al principio, cuando comenzaron a habitar esas ciudades, como ellos no servÃan al Señor, el Señor envió contra ellos leones para que los mataran.
Entonces ellos le dijeron al rey de Asiria:«Las gentes que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no reconocen la ley del Dios de aquella tierra, y como no la reconocen, su Dios ha lanzado leones en medio de ellos, y los leones los matan.»
Y uno de los sacerdotes que habÃa sido llevado cautivo de Samaria, vino y habitó en Betel, y les enseñó cómo debÃan servir al Señor.
Pero cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron en los santuarios que los de Samaria habÃan levantado en los montes, cada nación en la ciudad donde habitaba.
Los de Babilonia hicieron imágenes de Sucot Benot, los de Cutá hicieron imágenes de Nergal, y los de Jamat hicieron imágenes de Asima.
Los aveos hicieron imágenes de Nibejaz y de Tartac, y los de Sefarvayin adoraban a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvayin, ofreciendo a sus hijos como sacrificios por fuego.
Hasta el dÃa de hoy, esta gente hace lo que siempre hizo: ni temen al Señor, ni cumplen sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen lo que la ley y los mandamientos del Señor mandan hacer a los hijos de Jacob, cuyo nombre fue cambiado por el de Israel.
Con los israelitas el Señor hizo un pacto, y claramente les ordenó:«Ustedes no temerán a otros dioses, ni los adorarán, ni les servirán, ni les ofrecerán sacrificios.