Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
Cuando AtalÃa, la madre de OcozÃas, vio muerto a su hijo, se dispuso a poner fin a la familia real.
Pero Yoseba, que era hija del rey Jorán y hermana de OcozÃas, se llevó a Joás hijo de OcozÃas y, sin que nadie la viera, lo escondió de AtalÃa en una alcoba, junto con su nodriza. Asà lo libró de que lo mataran junto con los otros hijos del rey.
Y Joás estuvo escondido seis años en el templo del Señor, junto con su nodriza, mientras AtalÃa era la reina del paÃs.
y les ordenó:«Ustedes van a hacer lo siguiente: en el dÃa de reposo una tercera parte de ustedes tendrá a su cargo la vigilancia del palacio del rey.
Otra tercera parte se apostará a la entrada de Shur, y la otra tercera parte se apostará a la entrada del postigo de la guardia. Asà cuidarán de que el palacio no sea allanado.
Las dos terceras partes de ustedes que están libres el dÃa de reposo tendrán a su cargo la vigilancia del templo del Señor y del rey.
Estarán pendientes del rey por todos los flancos, cada uno con sus armas en la mano. Al que se acerque demasiado, mátenlo. Ustedes deberán vigilar cada paso del rey.»
Los jefes de centenas se reunieron con el sacerdote Joyadá e hicieron todo lo que el sacerdote Joyadá les ordenó; cada uno de ellos reunió a su gente, es decir, tanto a los que estaban de servicio en dÃa de reposo como a los que estaban libres en dÃa de reposo.
El sacerdote entregó a los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habÃan sido del rey David, y que estaban en el templo del Señor.
Los de la guardia se formaron, desde el lado derecho hasta el lado izquierdo del templo, y junto al altar y el templo, y en derredor del rey. Cada uno tenÃa en sus manos sus armas.
Luego Joyadá sacó al hijo del rey, le puso la corona y el testimonio, lo ungieron y lo proclamaron rey. AplaudÃan y gritaban: «¡Viva el rey!»
Cuando AtalÃa oyó el bullicio de la gente que corrÃa, entró al templo del Señor y se hizo presente.
Cuando vio que el rey estaba junto a la columna, como era la costumbre, y que los prÃncipes y los trompeteros estaban junto al rey, y que todo el pueblo del paÃs se regocijaba y tocaba las trompetas, se rasgó las vestiduras y a voz en cuello gritó: «¡Traición, traición!»