Y OcozÃas, que se habÃa caÃdo desde la ventana de una sala de su palacio de Samaria, desde su lecho de dolor mandó mensajeros para consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, pues querÃa saber si recuperarÃa la salud.
Y ellos respondieron:«Iba vestido con pieles de animales, y se ceñÃa con un cinturón de cuero.»Entonces el rey dijo:«Se trata de ElÃas, el tisbita.»
Enseguida el rey mandó a un capitán con cincuenta soldados a buscar a ElÃas, que estaba sentado en la cumbre del monte. El capitán subió a verlo, y le dijo:«Varón de Dios, el rey te pide que bajes.»
Pero ElÃas le respondió al capitán:«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»Al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.
Y ElÃas respondió:«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»Y al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.
El fuego que ha caÃdo del cielo ha consumido a los dos primeros capitanes y a sus cincuenta soldados; dÃgnate salvarme la vida, si crees que vale algo.»
Y el rey de Israel murió, tal y como Dios lo habÃa dicho por medio de ElÃas. En su lugar reinó su hermano Jorán, porque OcozÃas no habÃa tenido hijos. Esto sucedió en el segundo año del reinado de Jorán hijo de Josafat, rey de Judá.
Todos los hechos de OcozÃas se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.