Ben Abinadab, que se habÃa casado con Tafat, la hija de Salomón, en todos los territorios de Dor;
Baná hijo de Ajilud, en Tanac, Meguido y en toda Bet Seán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezrel, desde Bet Seán hasta Abel Meholá, y hasta el otro lado de Jocmeán;
Ajimaz, que se casó con Basemat, la hija de Salomón, en NeftalÃ;
Baná hijo de Jusay, en Aser y en Alot;
Josafat hijo de Paruaj, en Isacar;
Simey hijo de Elá, en BenjamÃn;
Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad; en la tierra de Sijón, rey de los amorreos; y de Og, rey de Basán. Éste era el único gobernador en aquella tierra.
La población de Judá e Israel era tan numerosa como la arena del mar, y todos se alegraban cuando se reunÃan a comer y beber.
Salomón era rey y señor de los reinos, desde el rÃo Éufrates hasta la tierra de los filisteos y los lÃmites con Egipto. Mientras Salomón vivió, todos le pagaron tributos como sus vasallos.
La provisión que diariamente recibÃa Salomón era de nueve mil kilos de harina fina, dieciocho mil kilos de harina común,
diez bueyes engordados, veinte bueyes de pastoreo y cien ovejas, sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves de corral.
Salomón dominó los reinos al oeste del rÃo Éufrates, desde Tifesaj hasta Gaza, y en toda esa región hubo paz.
Mientras Salomón vivió, Judá e Israel vivieron seguros, cultivando sus viñas e higueras desde Dan hasta Berseba.
Además, Salomón tenÃa en sus caballerizas cuarenta mil caballos para sus carros de combate, y doce mil jinetes.
Cada uno de los gobernadores proveÃa de alimentos al rey Salomón para que nada le faltara. Cada mes, uno de ellos visitaba al rey y se sentaba a su mesa.
Además, cada gobernador enviaba, según su turno, cebada y paja para los caballos y las bestias de carga.
El Señor concedió a Salomón mucha sabidurÃa y prudencia, y lo dotó de un gran corazón, vasto como la arena del mar, para comprenderlo todo.
Su sabidurÃa era mayor que la de todos los que vivÃan en el oriente y en Egipto;
incluso sobrepasó a la sabidurÃa de hombres como Etán el ezraÃta, Hemán, Calcol y Darda, los hijos de Majol. Su fama se extendió por todas las naciones vecinas.
Salomón compuso tres mil proverbios y mil cinco poemas.
Habló de temas relacionados con los cedros del LÃbano y el hisopo que crece en las paredes, los animales, las aves, los reptiles y los peces.
Tanta era la fama de su sabidurÃa que de todos los pueblos y reinos llegaba gente a escuchar sus sabias palabras.