Entonces el rey de Israel reunió a los cuatrocientos profetas con que contaba, y les preguntó:«¿Debo atacar a Ramot de Galaad, o no?»Los profetas le dijeron:«Vaya Su Majestad, porque el Señor entregará la ciudad en sus manos.»
Pero Josafat insistió:«¿Queda aún algún profeta del Señor, a quien podamos consultar?»
Y Ajab le respondió:«SÃ, aún queda otro profeta por medio del cual podrÃamos consultar al Señor. Se trata de MicaÃas hijo de Imla, pero me cae muy mal porque nunca me da palabras de aliento, sino que siempre me desanima.»Como Josafat le recomendó que no hablara asÃ,
Mientras tanto, los dos reyes se quedaron en la plaza que está junto a la puerta de Samaria, sentados en sus tronos y ataviados con sus mantos reales. Delante de ellos, los profetas les prodigaban buenos augurios.
Uno de ellos, SedequÃas hijo de Quenaná, se acercó y les mostró unos cuernos de hierro que habÃa hecho, y dijo:«Asà ha dicho el Señor: “Con estos cuernos cornearás a los sirios hasta acabar con ellos.â€Â»
Asà que el Señor ha puesto en labios de tus profetas un espÃritu que los hace decir mentiras. Y el Señor ha determinado que te sobrevenga la calamidad.»
Pero al instante MicaÃas añadió:«Si acaso regresas en paz, entonces el Señor no ha hablado por medio de mÃ. ¡Escúchenlo bien, pueblos todos!»
El rey de Israel y el rey de Judá salieron juntos contra Ramot de Galaad.
Y el rey de Israel le dijo a Josafat:«Voy a entrar en batalla disfrazado, pero tú puedes usar tu misma ropa.»Y el rey de Israel entró en batalla disfrazado.
Pero no sabÃa que el rey de Siria habÃa ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carros de combate no pelear contra ningún soldado israelita, grande o chico, sino buscar y atacar sólo al rey de Israel.
Asà que, cuando los capitanes vieron a Josafat, dijeron:«¡Miren, allà está el rey de Israel!»Entonces el rey Josafat gritó con fuerza,
Pero un arquero lanzó una flecha al aire, y la flecha alcanzó al rey Ajab y le penetró entre las junturas de su armadura. Al sentirse herido, el rey le ordenó al cochero darse la vuelta y sacarlo del campo de batalla, porque estaba herido.
Todos los hechos de Ajab, y la construcción de su palacio de marfil, y todas las ciudades que mandó edificar, se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Y Ajab murió y fue a reunirse con sus antepasados. En su lugar reinó su hijo OcozÃas.
Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá cuando Ajab llevaba cuatro años de reinar sobre Israel.
Y Josafat siguió siempre el buen ejemplo de Asa, su padre, e hizo lo recto a los ojos del Señor. Sin embargo, no se quitaron los altares de los montes, sino que el pueblo siguió ofreciendo en ellos sacrificios y quemando incienso.
Pero Josafat hizo la paz con el rey de Israel.
Todos los hechos y las hazañas de Josafat, y las guerras que libró, se hallan en el libro de las crónicas de los reyes de Judá.
Josafat eliminó a los hombres que practicaban la prostitución en los templos paganos, costumbre que todavÃa quedaba del reinado de su padre Asa.
Como Edom no tenÃa rey, habÃa un gobernador que fungÃa como rey.
Y murió Josafat y se reunió con sus antepasados, y lo sepultaron con ellos en la ciudad de su antepasado David. En su lugar reinó Jorán, su hijo.
OcozÃas hijo de Ajab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria cuando Josafat llevaba diecisiete años de reinar en Judá.
Pero OcozÃas siguió el mal ejemplo de su padre, de su madre y de Jeroboán hijo de Nabat, e hizo lo malo a los ojos del Señor, haciendo pecar al pueblo de Israel.
Sirvió y adoró a Baal, como antes lo habÃa hecho su padre, y esto provocó la ira del Señor, Dios de Israel.