En aquel tiempo, AbÃas hijo de Jeroboán cayó enfermo.
Entonces el rey llamó a su esposa y le dijo:«Quiero que vayas a Silo, donde encontrarás al profeta AjÃas, el que me dijo que yo serÃa rey de este pueblo. Pero disfrázate, para que nadie sepa que eres mi esposa.
Pero el Señor le habÃa dicho:«AjÃas, la mujer de Jeroboán va a venir a consultarte acerca de su hijo enfermo. Viene disfrazada, pero cuando llegue le dirás lo que yo te mande.»
Pero tú has actuado peor que todos los que reinaron antes de ti; te has fabricado dioses ajenos y has fundido sus imágenes para hacerme enojar, y luego me volviste la espalda.
A cualquier descendiente de Jeroboán que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en el campo se lo comerán las aves de rapiña.’ Asà lo ha dicho el Señor.â€
»Y tú, mujer, regresa a tu casa, pero en cuanto pongas un pie en la ciudad tu hijo morirá.
El Señor va a elegir a un rey que exterminará a toda la descendencia de Jeroboán, y lo va a hacer ahora mismo.
El Señor sacudirá al pueblo de Israel como sacude el agua a los juncos, y lo arrancará de la buena tierra que dio a sus antepasados; luego, por haberse fabricado imágenes de Asera y por ofender asà al Señor, los esparcirá más allá del rÃo Éufrates.
El Señor va a entregar a Israel por causa de los pecados de Jeroboán, pues hizo pecar a mi pueblo.»
practicaron actos repugnantes, como la prostitución masculina, que era una costumbre de los pueblos que el Señor habÃa arrojado del territorio ocupado por los israelitas.
y se adueñó de los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Fue un saqueo total, que incluyó los escudos de oro que Salomón habÃa mandado hacer.
Para reponerlos, Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los oficiales que vigilaban la entrada del palacio real.
Cuando el rey entraba en el templo del Señor, los guardias se llevaban los escudos y los ponÃan en la sala de la guardia.
Todos los hechos de Roboán se hallan registrados en las crónicas de los reyes de Judá.
Y entre Roboán y Jeroboán hubo siempre constantes guerras.
Cuando Roboán murió y fue a reunirse con sus antepasados, fue sepultado junto a ellos en la ciudad de David. Noamá, la amonita, fue madre de Roboán. A la muerte del rey, reinó en su lugar su hijo AbÃas.