Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
La lucha se generalizó por todo el paÃs, pero fueron más las muertes causadas por el bosque que las causadas por la espada.
En cierto momento Absalón, que montaba un mulo, se enfrentó con los hombres de David, pero el mulo se metió por debajo de las espesas ramas de una encina, y el cabello de Absalón se enredó en la encina, y Absalón quedó suspendido en el aire, mientras que el mulo siguió adelante.
Uno de los soldados de Joab lo vio, y fue a decirle a Joab que habÃa visto a Absalón pendiendo de una encina.
Pero el soldado le respondió:«Aun si me hubieras ofrecido mil monedas de plata, yo no las habrÃa aceptado, pues jamás atentarÃa contra la vida del hijo del rey. Nosotros oÃmos cuando el rey les ordenó, a ti, a Abisay y a Itay, no hacerle daño al joven Absalón.
Además, yo habrÃa puesto en peligro mi vida, pues al rey nada se le escapa, y tú mismo te habrÃas puesto en contra mÃa.»
Joab le respondió:«No voy a perder mi tiempo contigo.»Y al ver que Absalón pendÃa de la encina y aún estaba con vida, tomó tres dardos y se los clavó a Absalón en el corazón.
Diez jóvenes escuderos que acompañaban a Joab, cuando vieron herido a Absalón, lo rodearon y lo remataron.
Entonces Joab ordenó que tocaran la trompeta para que sus soldados se detuvieran y dejaran de perseguir a los israelitas,
los cuales huyeron a sus casas. Luego, los hombres de Joab cavaron un gran hoyo en el bosque, y allà arrojaron el cuerpo de Absalón y lo cubrieron con muchas piedras.
Cuando Absalón vivÃa, levantó una torre en el valle del rey, a la cual le puso su nombre para que el pueblo lo recordara, pues dijo: «Yo no tengo ningún hijo que perpetúe mi nombre.» Hasta el dÃa de hoy, esa torre es conocida como «la torre de Absalón».
Ajimaz hijo de Sadoc fue a preguntarle a Joab:«¿Debo correr y llevarle la noticia al rey de que el Señor lo ha librado de sus enemigos?»
Y Joab le respondió:«No conviene que vayas hoy. Es mejor que vayas otro dÃa, pues la noticia es que el hijo del rey ha muerto.»
Joab llamó entonces a un etÃope, y le ordenó ir ante el rey y contarle lo que habÃa visto. El etÃope hizo una reverencia y salió corriendo.
Pero Ajimaz respondió:«No importa. Creo que debo ir.»Entonces Joab le dijo:«Adelante, pues.»Y Ajimaz salió corriendo, y en la llanura se adelantó al etÃope.
David estaba sentado entre las dos puertas de la ciudad cuando el atalaya subió a la torre sobre la puerta de la muralla. De pronto, vio que alguien venÃa solo y corriendo hacia la ciudad.
Entonces gritó desde allà para que el rey supiera lo que estaba viendo, y David dijo: «Si viene solo, trae buenas nuevas.»Mientras el mensajero se iba acercando,
el atalaya vio que otro hombre corrÃa detrás del primero, y se lo dijo al guardián. Cuando el rey supo que otro hombre venÃa corriendo solo, dijo: «Ése es otro mensajero.»
En cuanto el primero se acercó más, el atalaya lo reconoció y dijo:«Por su forma de correr, creo que es Ajimaz hijo de Sadoc.»Entonces el rey dijo:«Si es Ajimaz, seguramente trae buenas noticias, pues es un buen hombre.»
Cuando Ajimaz llegó, se inclinó ante el rey, le deseó paz y le dijo:«Bendito sea el Señor tu Dios, porque ha entregado a los hombres que se habÃan sublevado contra Su Majestad.»
El rey ordenó a Ajimaz pasar y esperar un poco. Y Ajimaz se quedó de pie.
En ese momento llegó el etÃope, y dijo:«¡Buenas noticias para Su Majestad! Hoy el Señor ha defendido tu causa, y han muerto los que se habÃan rebelado contra ti.»
El rey le preguntó:«El joven Absalón, ¿se encuentra bien?»Y el etÃope respondió:«¡Que todos los enemigos de Su Majestad, y todos los que se subleven contra Su Majestad y busquen su mal, acaben como ese joven!»
El rey se estremeció, y mientras subÃa a su cuarto, se echó a llorar y decÃa:«¡Hijo mÃo, Absalón! ¡Hijo mÃo, Absalón! ¡Cómo quisiera yo haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mÃo!»