Though I walk in the midst of trouble, thou wilt revive me: thou shalt stretch forth thine hand against the wrath of mine enemies, and thy right hand shall save me.
Incluso añadÃa: «¡Cómo quisiera ser el juez de este paÃs! ¡AsÃ, los que tuvieran algún pleito o negocio vendrÃan a verme, y yo les harÃa justicia!»
Esto lo hacÃa con todos los israelitas que acudÃan al rey para que les hiciera justicia, y asà se iba ganando la buena voluntad del pueblo de Israel.
Asà pasaron cuatro años, y un dÃa Absalón le dijo al rey:«Ruego a Su Majestad me permita ir a Hebrón. Debo cumplir con mis votos al Señor.
El rey le dijo:«Puedes irte en paz.»Entonces Absalón se puso en camino hacia Hebrón,
pero envió mensajeros por todas las tribus de Israel para que dijeran: «Cuando escuchen el sonido de la trompeta, anuncien que Absalón reina en Hebrón.»
Y mientras Absalón presentaba sus ofrendas al Señor, mando llamar a Ajitofel, que era consejero del rey y vivÃa en la ciudad de Gilo. Con esto la conspiración ganó fuerza y los seguidores de Absalón aumentaron.
Entonces un mensajero fue a decirle a David que Absalón se estaba ganando la buena voluntad del pueblo de Israel y que muchos lo seguÃan,
Todos sus hombres fieles, incluidos los cretenses y peleteos, desfilaron a su lado; la vanguardia la formaban los seiscientos guititas que habÃan venido caminando desde Gat.
Entonces David le dijo:«Adelante, pues. Ven conmigo.»Asà fue como Itay el guitita, y todos sus hombres y su familia, siguieron al rey.
Todo el pueblo lloraba amargamente, y junto con el rey cruzaron el torrente de Cedrón y tomaron el camino que lleva al desierto.
Entre los que huÃan estaban el sacerdote Sadoc y los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios. Mientras todo el pueblo salÃa de la ciudad, ellos descansaron del arca, y luego los siguió Sadoc.
Cuando el rey vio esto, le dijo a Sadoc:«Lleva el arca de Dios de regreso a la ciudad. Si el Señor se digna verme con buenos ojos, me permitirá volver a ver el arca y su tabernáculo.
Pero cuando David se enteró de que Ajitofel estaba entre los conspiradores, dijo: «Señor, ¡haz que Ajitofel se equivoque cada vez que aconseje a Absalón!»
Cuando David llegó a la cima del monte para adorar a Dios, le salió al encuentro Jusay el arquita, que iba con la ropa hecha girones y con tierra sobre la cabeza.
Y David le dijo:«Si vienes conmigo, vas a serme una carga.
Pero si regresas a la ciudad y te pones a las órdenes de Absalón, y le aseguras que lo servirás con el mismo fervor que me has servido a mÃ, entonces podrás anular los consejos de Ajitofel.
Recuerda que allá están los sacerdotes Sadoc y Abiatar; a ellos les puedes decir todo lo que oigas en la casa del rey.