y David lo invitó a comer y a beber, hasta que lo embriagó, pero más tarde UrÃas no regresó a su casa, sino que se fue a dormir junto con los siervos del rey.
Por la mañana, David escribió una carta para Joab, y la envió por medio de UrÃas.
El mensajero corrió a llevar las noticias a David, tal y como Joab le habÃa dicho.
Al llegar, le dijo a David:«Los que salieron de la ciudad al campo, para pelear contra nosotros, nos estaban dominando; pero los hicimos retroceder hasta las puertas de la ciudad;
Entonces David le dijo al mensajero:«Dile a Joab que no se preocupe por lo que pasó, pues la espada mata a unos y a otros, pero que refuerce su ataque contra la ciudad hasta conquistarla. Tú, por tu parte, infúndele ánimos.»
Cuando la mujer de UrÃas supo que su esposo habÃa muerto, se vistió de luto;