Entonces Judá le dijo a Israel, su padre:«EnvÃa al niño conmigo, y nos prepararemos para partir. Asà no moriremos, sino que seguiremos con vida tú y nosotros y nuestros hijos.
Le dijeron:«¡Ay, señor nuestro! En realidad, al principio nosotros vinimos a comprar alimentos.
Pero sucedió que, cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, ¡ahà estaba el dinero de cada uno de nosotros, en la boca de su costal! ¡Todo nuestro dinero, completo! Pero lo hemos vuelto a traer con nosotros.
El mayordomo les respondió:«Tranquilos. No tengan miedo. Yo recibà el dinero de ustedes. El Dios de ustedes y del padre de ustedes habrá puesto ese tesoro en sus costales.»Y les entregó a Simeón.